En cierta ocasión alguien dijo que Urruchúa era el pintor de la muerte, el maestro nunca nos dijo que no tuviera razón aunque la apreciación para él era bastante amarga.
Quizá se habían referido a los cuadros temáticos que hablan de la guerra, En verdad nunca lo supo a ciencia cierta. Pero sí hay que tener en cuenta que el tiempo que le tocó vivir era socialmente turbulento. La guerra del catorce no fue algo muy significativo para él dado que era poco más que un niño, no obstante como fue tan larga contaba con diez y siete años cuando se produjeron acontecimientos que se discutían con más ardor aún. La revolución rusa fue el acontecimiento que puso punto final a lo que podríamos sindicar como la primer etapa de su vida.
Por la elección de sus temas, también se lo consideró un hombre de izquierda enrolado en una pintura comprometida. Ignoro por qué se lo ubicó especialmente al Vasco cuando los más destacados pintores argentinos estaban ubicados en el mismo lugar. Urruchúa reaccionaba frente a los hechos y la gente, nunca tuvo una filiación política pues aborrecía el engranaje político.
Además con el correr del tiempo estalló la guerra civil española que provocó un desbande en las corrientes pictóricas del momento.Diríase que existía una fuerza interior y desconocida que no permitía la ausencia del arte en la contienda, reclamando el derecho de los artistas a estar activos, militante y encendido en el tiempo en que vivía.
Gente joven incursionaba en atrevidas concepciones pictóricas de marcado carácter social, que se desarrollaba en un clima de valentía, entusiasmo y adhesión incondicional..
En cualquier momento de su historia Urruchúa trató de ser fiel a la vida, al arte y a sí mismo.
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