domingo, 24 de abril de 2011

La mujer del manto amarillo claro


Aquella noche dormía plácidamente hasta que se despertó a las tres y cuarto de la ma-
drugada, a tientas intentó llegar a la puerta cuando se llevó por delante la mesita ratona, 
ahogó un quejido y se frotó vigorosamente la rodilla.  Una vez en la cocina tomó un vaso 
de agua y volvió a la cama. Se acostó boca arriba para realizar los ejercicios de respira -
ción que lograrían relajarlo para volver a dormir,pero esta vez lo sorprendió una experien-
cia paranormal.  Sintió que salía de su cuerpo y que  volaba rápidamente  "Qué cuernos 
me está pasando" pensó, pero se tranquilizó cuando sintió que una Presencia  benéfica 
lo acompañaba en el viaje. Quedó  suspendido en  un cielo  profundamente oscuro y es-
trellado. Allí se dibujó con una letra color naranja  fluorescente el nombre Vidor y un ape-
llido vasco que apenas pudo leer,porque comenzó a caer lentamente en picada hacia un 
paisaje que le era conocido.  Estaba en la  Vasconia española.  Allí se vio  descargando 
quesos en un recinto. Al terminar la tarea tomó un largo palo y fue hasta el corral, se lle-
varía a las cabras y ovejas a pastorear en la ladera de una montaña,para descender a la
hora del ocaso, Sabía que era una tarea que repetía diariamente. Una noche pasó por u-
na casa  lujosa que  tenía una ventana abierta,  desde donde estaba vio a una mujer con
un manto amarillo claro que se miraba al espejo para luego peinar su larga cabellera del
color de las castañas. Amaba a esa mujer en silencio.Lo sabía. pero estaba comprome-
tida con alguien de su linaje. 
Los domingos al amanecer paseaba por las calles solitarias de su pueblo y entraba a un
gran taller cuando lo abrían, ahí el bullicio era alegre, todos bocetaban parte de un mural
que pronto realizarían, los vio transferir cada parte al muro y al más joven de los aprendi-
ces mortero en mano,  machacar los pigmentos  que luego repartiría  para que los otros
encaramados a gigantescos andamios pudieran utilizar. Los miraba fascinado y ansioso
por compartir  esa experiencia que  imaginaba, lo dejaría extraordinariamente satisfecho.


Al despertar sentía una rara sensación en el estómago,apenas si desayunó y se fue bal-
bucenando una excusa para ir a su taller.
Después de barrer se sentó frente a un lienzo blanco y trazó el perfil de una mujer, cuan-
do le agregó  el manto su  corazón se aceleró de un  modo incomprensible. No fue difícil
terminarla. 
Ese día no pintó otra cosa,  se quedó admirando a la  mujer de perfil  con manto amarillo
claro y ensoñando. Tuvo la certeza que esa había sido su vida anterior.

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